El 70% de las personas que viven en la calle en Barcelona, siete de cada 10, no tiene expectativas de poder acceder a una vivienda o a un alojamiento. Así se desprende de una encuesta a sintecho que ha presentado la Fundació Arrels este jueves, que también muestra que estos llevan de media cuatro años y cuatro meses durmiendo en la vía pública.
El director de la entidad, Ferran Busquets, ha calificado este dato de "escalofriante" y ha informado que este tiempo medio ha aumentado respecto a antes de la pandemia, cuando era de tres años y cinco meses. Busquets ha señalado que vivir en la calle tiene un "impacto" negativo sobre la salud física y mental, mientras que la jefa de Acogida de Arrels, Marta Maynou, ha apuntado que "hay un grave deterioro a partir de los seis meses", que "hace más difícil tener habilidades para cambiar de situación".
"La espera lleva a las personas a una situación crítica", ha dicho, y ha lamentado "la insuficiencia de recursos, y las dificultades burocráticas" con las que se encuentran las personas sin hogar a la hora de intentar acceder a uno.
La encuesta, que la Fundació Arrels realizó el 15 de junio de 2022 a 354 de 1.231 sintecho que localizó, refleja, por otro lado, que el 42% no tiene a nadie de confianza con quien contar. "Es estar solo en el mundo", ha afirmado Maynou, que ha criticado que, sin embargo, solo se garantiza a las personas que duermen en la calle la cobertura de "necesidades demasiado básicas", como "la alimentación y la higiene". "Insistimos en pedir a la ciudadanía que se acerque a ellos", ha dicho el director de la entidad.
El informe señala, además, que uno de cada cuatro encuestados ha vivido varias veces en la vía pública a lo largo de su vida, ante lo que Busquets ha afirmado que las soluciones habitacionales temporales tienen un "impacto negativo" y ha defendido las "definitivas". En este sentido, ha reclamado "espacios pequeños" para alojar a los sintecho, como por ejemplo, pisos. "Los equipamientos muy grandes y masificados no son óptimos", ha considerado Maynou, que ha dicho que tienen demasiados requisitos de acceso, como por ejemplo, que las personas sin hogar no lleven demasiadas pertenencias a cuestas o que no tengan animales de compañía.
En el 21% de los casos, el último hogar de los sintecho ha sido una vivienda de alquiler y en un 5%, una de propiedad. Para un 19%, su último alojamiento ha sido un servicio institucionalizado, y para un 21%, una vivienda de alquiler.
La pérdida de trabajo, la separación de la pareja, los problemas con la familia, los desahucios y el hecho de haber migrado son, por este orden, los principales motivos de pérdida del lugar en el que vivían. El 5% dice no haber tenido nunca una vivienda estable.
Según la Fundació Arrels, la última encuesta realizada ha obtenido el porcentaje de atención social más bajo de todas las ediciones. El año 2020, en plena pandemia, el 41% de las personas explicaban que no la habían recibido en los seis meses anteriores de ser entrevistadas. El año pasado, este porcentaje era del 47%. En el caso específico de la atención por parte de servicios sociales, solo una de cada tres personas dice haber sido atendida en los seis meses previos a la encuesta.
El informe también muestra que la mayoría de los encuestados (un 77%) recibió atención social cuando ya vivía en la calle y que tan solo un 11% la recibe ahora. El 8% confía en los vecinos y un 5% explica que puede contar con los trabajadores de comercios y tiendas del barrio donde duermen al raso.
Con respecto al perfil de las personas en situación de sinhogarismo en Barcelona, el estudio señala que el 90% son hombres, el 8% mujeres y el 2% otros. La media de edad es de 44 años y el 70% son personas migradas. De estas, el 60% llegó a la capital catalana para buscar trabajo. Una de cada cinco personas encuestadas no saben leer o escribir o no tienen ningún nivel de estudios acabado y Ciutat Vella y el Eixample son los distritos de la ciudad donde más pernoctan.
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